Los jóvenes de la comunidad maronita tuvieron la oportunidad de hacer con Jumalve un viaje que recordarán para toda la vida: y es que desde el viernes 9 de marzo hasta el domingo 11 el paradiasíaco Parque Nacional Morrocoy acogió alrededor medio centenar de estos muchachos.
El bus privado que rentó nuestra fundación salió la noche del vienes cargado de buenas vibras, mucho relajo y como es habitual el rosario que rezamos en nuestros camino viajeros. Pasada la media noche el grupo se instaló en el Hotel Mario, mismo que sirvió de alojamiento para el resto de los días.
Temprano en sábado el contingente se dispuso a desayunar para así partir luego al lugar en el que pasarían el resto del día: Cayo Sombrero, donde se disfrtó de un sol radiante y de una jornada espectacular. Ya de regreso al hotel y durante la cena, se organizó un Karaoke donde varios jumalvistas mostraron sus virtudes en el canto, el resto de la noche transcurrió en una reunión en la zona de la piscina.
El domingo la dinámica no varió mucho: desayuno temprano y traslado a Cayo Varadero. El guion fue el mismo, muchas sonrisas, diversión por todas partes y buena vibra entre todos los presentes.
La noche se hizo presente y con ella llegó la hora de regresar a la Capital y dar por finalizado el viaje, al que podemos catalogar como otra éxito más de Jumalve.
Jumalvistas disfrutando de la arena del cayo falconiano
El bus privado que rentó nuestra fundación salió la noche del vienes cargado de buenas vibras, mucho relajo y como es habitual el rosario que rezamos en nuestros camino viajeros. Pasada la media noche el grupo se instaló en el Hotel Mario, mismo que sirvió de alojamiento para el resto de los días.
Temprano en sábado el contingente se dispuso a desayunar para así partir luego al lugar en el que pasarían el resto del día: Cayo Sombrero, donde se disfrtó de un sol radiante y de una jornada espectacular. Ya de regreso al hotel y durante la cena, se organizó un Karaoke donde varios jumalvistas mostraron sus virtudes en el canto, el resto de la noche transcurrió en una reunión en la zona de la piscina.
El domingo la dinámica no varió mucho: desayuno temprano y traslado a Cayo Varadero. El guion fue el mismo, muchas sonrisas, diversión por todas partes y buena vibra entre todos los presentes.
La noche se hizo presente y con ella llegó la hora de regresar a la Capital y dar por finalizado el viaje, al que podemos catalogar como otra éxito más de Jumalve.
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